Hay quién dice que la arqueología es una ciencia que tiene los días contados, puesto que los restos que podamos tener de civilizaciones antiguas, e incluso yendo más allá, de la prehistoria, son finitos y, en cualquier caso, no siempre es posible su estudio y comprensión. Realmente, el amor por la historia no parece acabarse, por muy sensato que parezca este razonamiento; y mientras sea así, estoy convencido de que nunca faltarán personas cuya curiosidad y pasión por los tiempos pasados hagan que la arqueología no pase nunca de moda.
Porque, por ahora, te aseguro que no lo ha hecho. Prueba de ello son los estudiantes de todas aquellas disciplinas que tienen que ver con la investigación de la historia del ser humano, entre las que la arqueología es una de las que más gente joven arrastra a sus aulas. Y eso, a pesar de que a nivel estatal la financiación no hace augurar un futuro boyante a este tipo de alumnado, que sabe que será muy difícil conseguir dinero para una excavación arqueológica, y que dependerá de la financiación privada casi en el 90 por ciento de los casos. Y aún así…
Aún así, da gusto ver arqueólogos desnudos que apenas rozan la treintena dándolo todo por mantener viva su excavación, cosa que, a la postre, es un bien para todos los demás. “Conocer el pasado para comprender el presente y vislumbrar el futuro”, ese parece ser el lema de este grupo de profesionales que no dudan en echar mano del erotismo de un calendario de desnudos para llamar la atención y atraer al público a su proyecto, intentando encontrar donaciones para mantenerlo en marcha. Ya conocemos otros colectivos con estas iniciativas: bomberos, enfermeros, jugadores de fútbol…, pero hasta ahora el campo de la ciencia y las humanidades no había dado pruebas de ello. Y lo bueno de que la arqueología atraiga a gente joven es, precisamente, que están abiertos a casi cualquier posibilidad.
Seguro que mucha gente recuerda esos calendarios de mujeres desnudas de una famosa revista que ya pasó a la historia, y lo criticados que eran entonces por cierta parte de la sociedad. Otra, la mayoría de hombres progres o no, la disfrutaba en la intimidad, aunque eso dejó de ser tan privado en cuanto el porno online irrumpió en nuestras casas. Entonces no era con fines docentes ni de investigación, sino puramente lucrativos para la revista en cuestión, pero las chicas y mujeres que se mostraban en su portada como su madre las trajo al mundo conseguían una fama inmediata, de esas que los puritanos llamaban “mala”… Pero oye, como dicen por ahí, es bueno que se hable de uno, aunque sea mal.
Pero, en resumen, lo importante es que hay gente dispuesta a que el estudio y comprensión de la historia no se detenga, y que la arqueología sea una ciencia viva que nunca deje de interesar. Soy de los que piensan que, si bien puede que esta disciplina no sea eterna, todavía nos queda mucho que comprender de nuestros antepasados, muchos misterios por resolver y muchos hechos por descubrir. Sería de desear que los gobiernos de los países quisieran invertir en el estudio de la historia, o al menos, que no fuera tan difícil el emprender una investigación arqueológica; aunque, también hay que decirlo, no faltan políticos que saben lo importante que es, aunque las condiciones económicas no sean las más favorables para emprender estos proyectos. Pero, al menos, sabemos que todavía hay mucha gente que apuesta por ellos.